martes, 22 de mayo de 2012

Plataforma Electoral


Docentes por el Cambio
Por la participación, la pluralidad y la democracia gremial

Plataforma electoral
11 al 15 de junio - Elecciones en AGD

Quienes somos
Docentes por el Cambio es un colectivo de docentes de la UBA afiliados a la AGD que, a partir de diversas trayectorias de participación en la vida universitaria y desde distintas Unidades Académicas, nos plateamos el desafío de construir una alternativa dentro del gremio para reconstruir y fortalecer su capacidad de intervención en las problemáticas cotidianas de los docentes.
En la articulación de experiencias militantes –como el proceso de fundación de la AGD, la conducción de Comisiones Directivas, la participación en calidad de Consejeros en los órganos de co-gobierno, o en la intervención en espacios interclaustros a nivel de Carreras y/o Facultades– venimos construyendo una perspectiva integral académico-gremial del trabajo docente y de su herramienta gremial.

Nuestra realidad actual

Estas elecciones se dan en un marco muy particular. Por un lado, por primera vez está abierta la discusión de un Convenio Colectivo de Trabajo para el conjunto de la docencia universitaria a nivel nacional. Con todas las dificultades que aparecen en las discusiones con el CIN y el Ministerio de Educación, este no deja de ser un paso adelante que ya ha plasmado capítulos positivos como el Régimen de Licencias, que ya es un derecho reconocido para todos los docentes universitarios del país. Por otra parte, se han estancado (e incluso parecen revertirse) algunos avances que habíamos logrado desde el años 2005 en la recomposición salarial de todas las categorías, en las regularizaciones, en la situación de los llamados “ad-honorem” y en la ley de jubilación universitaria que establece el 82% móvil.
El poder adquisitivo de nuestro salario, más allá de oscilaciones coyunturales, tendió a estancarse desde 2007. Esto ocurrió después de un período de 3 años de recuperación, partiendo de niveles históricamente bajos, y al cabo de los cuales todavía nos encontramos lejos de la media canasta para el cargo testigo y con miles de docentes trabajando gratis o percibiendo remuneraciones inferiores a sus cargos y dedicaciones reales. En este último aspecto, luego de la implementación parcial del Programa de Remuneración de Docentes Ad Honorem (PREDAH) no hubo nuevos avances en la regularización salarial de los/as docentes que trabajamos gratis. Mientras tanto, la UBA insiste con la resolución 2067 del Consejo Superior que viola de manera abierta la Ley jubilatoria en lo relativo al derecho a opción, pretendiendo cesantear de hecho a cientos de compañeros/as docentes próximos a los 65 años de edad. Finalmente, el cierre de la última paritaria, con un acuerdo consistente en un aumento del 20.5% no acumulativo y en tres cuotas supone una pérdida del poder adquisitivo de nuestros salarios.
Estos retrocesos se inscriben en un cuadro más general. La política universitaria es un área de la política del gobierno nacional en la que existen claras continuidades con las  llevadas adelante durante la década menemista.
En primer lugar, tras 9 años, el gobierno no ha revertido la situación de restricción presupuestaria del conjunto del sistema universitario y, en particular, de la Universidad de Buenos Aires.  Ello se manifiesta de varios modos:
1-                  La parte del presupuesto destinada a salarios ha seguido creciendo. Como vimos más arriba no se trata del resultado de un aumento espectacular de nuestros salarios sino de la caída en términos reales del presupuesto universitario, que ha crecido en estos 9 años claramente por debajo de la inflación, agravando la situación de la década pasada.
2-                  En la medida en que aumentó la parte destinada a salarios, los problemas y déficit de infraestructura y equipamiento –entre otros– se profundizaron, lo que impacta cotidianamente en un empeoramiento de las condiciones de enseñanza e investigación. Esta situación, además, torna a la universidad más dependiente de la negociación de partidas especiales para paliar una situación cada vez más difícil de revertir.
En segundo lugar, la Ley de Educación Superior (LES) no sólo sigue vigente, sino que continuaron y se profundizaron los intentos de adecuación de la enseñanza universitaria a los criterios que esta norma impone. La CONEAU siguió funcionando en el ámbito de los estudios de posgrado y se inició una avanzada para acreditar y evaluar las carreras de grado, que tuvo un duro revés en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales.
En tercer lugar, los criterios de evaluación y acreditación de la CONEAU son coherentes con un modelo de política científica que también da continuidad al de los ’90. Se trata de un modelo que privilegia la articulación de la producción de conocimiento con los intereses de la empresa privada, en detrimento de un desarrollo científico autónomo, de la ciencia básica y de la producción de conocimiento orientado a satisfacer las necesidades de los trabajadores y de la mayoría del pueblo, necesidades que no tienen su expresión en el mercado. Este modelo supone la subordinación de la producción científica a criterios de eficiencia económica, lo que requiere su estandarización y la evaluación de la productividad de acuerdo a criterios cuantitativos. El aumento del número de becas y de ingresos a carrera del investigador de CONICET se inscribió en dicho modelo, pero aun ese avance parcial muestra signos de estancamiento. En los últimos dos años el presupuesto destinado a ingresos ha sido inferior al necesario para incorporar a quienes fueron aprobados por las propias comisiones evaluadoras del organismo. La situación se ha repetido en el caso de las becas posdoctorales, para las cuales las “líneas de corte” se basan primordialmente en motivos presupuestarios.
Frente a tal restricción presupuestaria, la dirección universitaria tendió a combinar un comportamiento adaptativo, de gestión de la escasez e interiorización del ajuste, con la apelación a la mercantilización de la producción de la enseñanza, el conocimiento y su transferencia (los famosos “recursos propios”) y los convenios con empresas privadas –que cercenan la autonomía para decidir políticas curriculares y de investigación. A su vez, la LES –mediante su instrumento, la CONEAU– y la política científica de los sucesivos gobiernos vienen permeando la realidad de la UBA. Las jerarquías universitarias hicieron suyos los criterios productivistas –en un contexto de aumento del peso de los recursos de la ANPCyT y CONICET en el presupuesto de investigación de la UBA– y, aunque con resistencias y diferencias internas, se mostraron dispuestas a avanzar en los procesos de acreditación ante la CONEAU.

Docencia universitaria: se abre un desafío académico-gremial.
Propuestas para mejorar nuestras condiciones de trabajo.

Las  continuidades, respecto de los años ’90, en las políticas universitaria y científica del gobierno nacional y el comportamiento de adaptación de la dirección universitaria tiene efectos profundos en un conjunto de problemas que los docentes padecemos cotidianamente. Esto significa que nuestros problemas cotidianos no se encuentran desvinculados de una disputa política más general, que abarca la lucha por el presupuesto, la redefinición de la política científica y universitaria del gobierno nacional, el modelo de universidad y su rol en la sociedad. Pero esta disputa política no se resuelve en una única batalla ni en único escenario, sino que se desenvuelve cotidianamente en la respuesta a los problemas concretos que enfrentamos como trabajadores universitarios y en la construcción de prácticas democráticas y alternativas a las dominantes en la universidad. Los problemas concretos que enfrentamos reflejan las especificidades del trabajo de los docentes universitarios y requieren un trabajo gremial articulado con lo académico y lo político. La construcción de prácticas democráticas requiere de un sindicato abierto, que involucre a la mayor cantidad de docentes en el debate, la reflexión y la toma de decisiones sobre cuáles son los problemas y cómo responder a ellos.
En los últimos años, hemos intervenido en las diferentes facultades en diversos conflictos y en la elaboración colectiva de líneas de acción respecto de muchos de esos problemas. En algunos casos, el trabajo es más reciente; en todos los casos buscamos aportar elementos para el debate y poner de manifiesto una concepción de la acción sindical que se diferencia claramente de la ejercida hasta hoy por la conducción de la AGD UBA.

Ningún trabajador sin el salario que le corresponde
Desde Docentes por el Cambio, tomando el ejemplo de la AGD-FFyL –cuya mayoría está conformada por la Lista Violeta– proponemos el lanzamiento de una campaña en toda la UBA por la regularización salarial hasta terminar con el trabajo gratuito.
Para ello es necesario partir de un diagnóstico del número de “ad honorem”, “inadecuados” y “precarios”, y del incremento de presupuesto necesario para que todos cobren los salarios que les corresponden. En la FFyL, por caso, bastaría un incremento de aproximadamente un 13% del inciso 1 de la facultad (presupuesto destinado a salarios) para que ello fuera posible.
Sabemos, sin embargo, que permanentemente se liberan salarios debido al movimiento normal y que año a año hay pequeños incrementos del inciso 1 que permiten realizar promociones, aumentos de dedicación y otorgar salarios a docentes “ad honorem”. Surge en esos casos otro problema sistemático: ese dinero se distribuye de manera arbitraria. Desde Docentes por el Cambio impulsamos que el otorgamiento de salarios genuinos y precarios a los docentes “ad honorem” se realice aplicando criterios universales, tomando como criterio fundamental la antigüedad en el cargo. Todo docente tiene derecho a percibir su salario independientemente de cualquier otra consideración, y el cumplimiento de ese derecho no debe estar sujeto a ninguna discrecionalidad ni arbitrariedad por parte de las autoridades.
En lo inmediato todos los compañeros/as que trabajan gratis deben tener cobertura gratuita de Obra Social y de ART.

Precariedad e inestabilidad laboral
Los “interinatos” –que atraviesan las categorías de trabajo gratuito y de precariedad salarial antes descriptas— constituyen otra forma de precariedad, en la medida en que los docentes interinos son nombrados anualmente –en el mejor de los casos– y pueden ser despedidos sin indemnización ni justificación alguna si el Consejo Directivo de la facultad decide no renovar su cargo. Esto significa que miles de docentes en la Universidad de Buenos Aires se encuentran en una situación de inestabilidad laboral similar a la de cualquier trabajador en negro.
Otro de los aspectos que hacen a la precariedad docente es la falta de reglas claras para el acceso y permanencia en nuestros trabajos. Por la inestabilidad que también esto trae aparejado, necesitamos discutir con una amplia convocatoria los reglamentos para el ingreso, la permanencia y la promoción en el marco de una auténtica carrera docente (atendiendo a las particularidades de cada unidad académica y reconociendo el peso que hoy tiene la condición de docente interino). La situación actual está plagada de arbitrariedades y se presta a la más completa discrecionalidad por parte de las autoridades y de quienes dirigen las cátedras. Los concursos, único instrumento contemplado en el Estatuto de la UBA, resultan cuanto menos insuficientes para atender esta situación. En primer lugar, porque los mismos o bien no se realizan o bien se realizan en condiciones propicias para los favoritismos y las manipulaciones. En segundo lugar, porque el concurso puede ser una instancia idónea para el ingreso pero no necesariamente es la única ni la más adecuada para la permanencia y promoción. Las grandes trabas que el CIN pone a la discusión de estas cuestiones en el marco de la paritaria docente nacional son un indicador de la magnitud de la movilización que debemos generar para lograr avances en este plano. En este sentido, proponemos impulsar el debate en todas las unidades académicas para formular una propuesta con el más amplio consenso posible que atienda a los criterios de equidad en el acceso, formación y capacitación, estabilidad laboral y posibilidades de desarrollo de carrera, y calidad en la enseñanza y producción de conocimiento.

Condiciones y medio ambiente de trabajo
Entendemos las "condiciones de trabajo" de una forma amplia, es decir, como todo aquello que enmarca el desarrollo de nuestras tareas, incluyendo los aspectos edilicios, el estado de las instalaciones y la disponibilidad de materiales de trabajo, pero también la estructura de cátedra, la forma y las condiciones del proceso de enseñanza e investigación.
Desde Docentes por el cambio creemos en la necesidad de impulsar una amplia discusión sobre este problema, en oposición a una concepción sindical a la vez estrecha y abstracta. Estrecha, porque se limita sólo al aspecto salarial del problema, que, aunque muy importante, no es el único. En lo que refiere particularmente a las condiciones de trabajo, esta limitación ha dado lugar muchas veces a un intercambio perverso de mayores salarios por peores condiciones laborales y, por lo tanto, de vida. Abstracta, porque la exclusividad de lo salarial deja de lado los problemas y padecimientos concretos en el desarrollo de nuestras tareas, aislando la práctica sindical de la realidad cotidiana de los trabajadores docentes, que no encuentra expresión colectiva. En lo que refiere particularmente a las condiciones laborales, la falta de intervención efectiva por parte de nuestro sindicato supone dejar en manos del Ministerio de Educación y de las gestiones universitarias su regulación, excluyendo a los trabajadores de la discusión y definición del modo y las condiciones en que desarrollamos nuestra actividad. 
Tenemos como antecedente la conformación de la Comisión de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo de la AGD FFyL que, con asesoramiento del Taller de Estudios Laborales, realizó una labor que incluyó una encuesta masiva, la discusión y elaboración de un pliego de reivindicaciones y la conformación final de una comisión cuatripartita sobre el tema (autoridades, AGD FFyL, APUBA FFyL y el CEFyL).
Debemos tratar separadamente, sin embargo, la cuestión edilicia. Producto de la situación presupuestaria señalada, el deterioro edilicio y la insuficiencia de espacio en algunas unidades académicas es realmente grave. Además, esta cuestión impulsó la búsqueda de partidas especiales por las gestiones de cada facultad y una fragmentación de las luchas por su obtención. Como parte de la lucha por nuestras condiciones de trabajo, es necesario superar esa fragmentación y, además de lograr la construcción de aulas adecuadas, poner en discusión también la necesidad espacios de reunión y de trabajo para los docentes e investigadores, gabinetes informáticos, guarderías, comedores, etc.

Repensar los órganos del co-gobierno
El actual sistema de co-gobierno, hijo de la Reforma del ´18, es progresivo en relación con otras arquitecturas institucionales (y somos conscientes de las presiones que hay para eliminarlo), pero se ha vuelto anacrónico frente a la estructura de masas de la universidad actual. El sistema de representación ponderada, basado en una concepción acumulativa y evolucionista del saber, otorga en todas las instancias de gobierno universitario una representación mayoritaria a un reducido número de profesores titulares y adjuntos concursados en desmedro de miles de docentes “auxiliares” y de decenas de miles de estudiantes que forman parte activa de la vida universitaria.
La propuesta de claustro único docente, integrado por todos los docentes, se fundamenta en el simple hecho de que nos une el mismo objetivo y una misma actividad: enseñar e investigar.
Los asuntos de la universidad son político-académicos, expresan visiones del mundo y valoraciones diversas y hacen a la vida cotidiana de quienes se desempeñan allí. Por eso, la constitución de un claustro único docente y una mayor representación  del claustro estudiantil otorgarían mayor dinamismo a la vida universitaria, generando así mejores condiciones para democratizar los espacios de decisión político-académicos.
Claro está que se trata de una modificación que no atañe sólo a la estructura de gobierno, sino a la “célula” del funcionamiento universitario: las cátedras. Por esta razón, los obstáculos que aparecen cuando se esboza esta propuesta son, en gran medida, parte de un mecanismo de defensa de quienes verían retroceder una porción significativa de su legitimidad institucional.

Estructura de cátedra
La estructura de cátedra es un articulador de los planos de lo gremial, lo académico y lo político. Como unidad de producción de enseñanza y, en muchísimos casos, de producción de conocimiento, estructura nuestro proceso de trabajo, pero es, al mismo tiempo, la unidad elemental de acumulación política, el lugar a partir del cual se estructuran relaciones de poder en la universidad. El gremio no puede abordar los problemas de los trabajadores docentes de la universidad sin poner en cuestión la estructura de cátedra.
Poner en debate la estructura de cátedra, su composición jerárquica, su función y modo de trabajo, además de formar parte del debate político sobre el gobierno universitario, supondría poner en debate los modos de organizar la enseñanza y la investigación vigentes, pues la estructura de cátedra tal como existe hoy instala desigualdades allí donde existe una tarea común, y muchas veces fomenta, antes que la cooperación entre investigadores y docentes, el individualismo y la competencia. Esto supondría discutir también los modos de acceso a la docencia y fomentar el debate sobre la integración de los profesionales que la propia universidad forma. Este debate también promovería una discusión pedagógica, sobre el modo de integrar la docencia y la investigación, y sobre la participación estudiantil en los recorridos pedagógicos, entre otros aspectos.

Papel de los docentes en las reformas de los planes de estudio.
Dado que estamos en el aula cotidianamente compartiendo saberes e inquietudes con los estudiantes, pudiendo detectar algunas de las deficiencias y desajustes de los planes de estudio, y que forman parte constitutiva de nuestras condiciones de trabajo, creemos que el gremio docente tiene que asumir un papel activo en el debate y presentación de propuestas en los proceso de reforma de los planes de estudio, desplegando su capacidad de articular las distintas miradas en función de garantizar la calidad académica y mejorar las condiciones de ejercicio de la labor docente. 

Articulación docencia – investigación – extensión
La Universidad pública no es un “enseñadero”, sino un espacio social clave en la producción de conocimiento. Por eso, es imprescindible un cambio significativo en cuanto a la proporción de dedicaciones exclusivas y semiexclusivas, y a la regularización de los cargos docentes.
Actualmente, la proliferación de dedicaciones simples, que omiten la articulación con la investigación y la extensión, implica que la Universidad ceda a otros organismos públicos –que no cuentan con los regímenes de co-gobierno, ni con la autonomía respecto de las instituciones políticas– la definición de las temáticas y las modalidad de investigación científica en la Universidad publica.
Esto supone, como señalamos más arriba, que la política científica de los sucesivos gobiernos, incluyendo el actual, ha ido permeando la actividad de investigación en la universidad. Las jerarquías universitarias asumieron los criterios de productividad centralmente cuantitativos y una modalidad de investigación y distribución de recursos que promueve la parcelación del conocimiento, el individualismo y la competencia, en lugar de la cooperación entre colegas: a la sazón un verdadero taylorismo académico. Es usual que en los pasillos de la facultad los docentes e investigadores nos quejemos de un modelo de investigación científica que empobrece nuestra actividad y resultados, pero envueltos en las presiones de una carrera académica estructurada bajo esos criterios debemos adaptarnos individualmente. La única forma de enfrentar esta suerte de taylorismo es mediante debates y acuerdos colectivos que reemplacen la competencia individualista por la cooperación. Los docentes e investigadores debemos discutir la redefinición del modelo de investigación científica.
Con el fin de defender la autonomía universitaria y la democratización del debate sobre la política científica, también debemos poner en cuestión el proyecto de modificación de los Institutos de Investigación de la UBA impulsado por el Rectorado.

La AGD necesita un cambio

Describir estos problemas puede resultar banal: todos/as los conocemos y los sufrimos cotidianamente. Denunciarlos y declamar en su contra resulta evidentemente insuficiente para modificar la realidad. Desde Docentes por el Cambio entendemos que para poder hacerles frente de manera efectiva son indispensables algunos cambios en nuestra herramienta gremial.
Estamos convencidos de que la construcción de un sindicato independiente de las gestiones universitarias y del Estado es el instrumento adecuado para trabajar en pos de la mejora de las condiciones del trabajo docente y de la defensa de la educación pública. Desde este lugar, reivindicamos la AGD y su asociación a la CONADU Histórica como el único sindicato de trabajadores docentes que en la UBA asume dicha característica. Con el último acuerdo paritario queda claro cuáles son las consecuencias de construir instancias gremiales subordinadas a los acuerdos entre algunos sindicatos y el Estado Nacional. 
No obstante, creemos que para fortalecer los planes de lucha y superar las problemáticas de nuestro trabajo debemos reconocer con qué fuerza real contamos,  ser capaces de contener y poner en diálogo las distintas corrientes y orientaciones políticas de los docentes de la UBA, e intervenir gremialmente en un conjunto de problemáticas político-académicas fundamentales para nuestro trabajo –que no se agotan en el salario o el aumento de presupuesto–. Es necesario, entonces, involucrar a más compañeros y compañeras en las decisiones, y orientarnos al trabajo de base para lograr mayor cohesión y fuerza. Esto obliga a generar instancias de participación directa en las decisiones y en los mecanismos para llevarlas adelante.
En este sentido, cuestionamos a la conducción actual de AGD-UBA, hegemonizada por la Naranja-PO, porque entiende que construir el gremio significa homogeneizarlo de acuerdo a una determinada mirada de la coyuntura y sus vías de solución. Ello se expresa en la tendencia a generar una identificación del gremio con la política partidaria, haciendo valer en todas las instancias su mayoría circunstancial. Como parte de la misma lógica, la gremial ha quedado muchas veces presa de una política que atiende casi exclusivamente a la problemática presupuestaria y salarial, dejando de lado otras que hacen a la especificidad de la actividad docente y de investigación (entre ellas, discusiones de política académica y criterios pedagógicos, infraestructura y materiales didácticos, planes de estudio, derechos políticos).
Por eso, creemos que nuestra herramienta gremial debe, por un lado, construirse con independencia de las gestiones universitarias y del gobierno y, por el otro, tener la vocación de expresar los intereses de los docentes en tanto trabajadores, independientemente de su pertenencia partidaria. Esto no quiere decir negar esa pertenencia, ni desconocer la existencia de posiciones político-partidarias. Se trata simplemente de apostar a construir espacios en los que conviva la pluralidad de tendencias y en los que se abogue por una síntesis en el marco de debates procesados colectivamente. Esto supone la puesta en práctica de mecanismos internos que propicien la participación, la democracia y la pluralidad a partir de un fuerte trabajo de base.
Desde esta mirada proponemos algunas políticas para la transformación y el fortalecimiento de nuestro gremio:
-          Comisiones de trabajo. Crear comisiones de trabajo sobre problemáticas cotidianas abiertas a todos los docentes interesados en brindar su aporte especifico, trascendiendo la pertenencia o no a listas o agrupamientos definidos.
-          Asambleas para intercambiar miradas. Utilizar el espacio de asamblea no sólo a título de información y consulta sobre los pasos a seguir sino de deliberación y síntesis. Queremos construir la vida cotidiana de la AGD como un espacio de encuentro y reflexión para desplegar políticas académico-gremiales y no como reacción mecánica ante hechos puntuales.
-          Representación proporcional. Instaurar la proporcionalidad entre mayorías y minorías de las listas y agrupamientos que conforman la gremial como metodología regular en la elección de representaciones e instancias decisorias. Luego de muchos años de reclamarlo sin éxito, hemos logrado en la última Asamblea Ordinaria, la representación de la lista de minoría en la Junta Electoral.
-          Articulación entre Facultades. Integrar efectivamente a los Secretarios Generales de las Comisiones Directivas a la Mesa Ejecutiva, como figura en el Estatuto de la AGD. De esta manera, los debates tenderán a atender a las particularidades de cada Facultad, articulando iniciativas que contengan las dificultades y potencialidades de los diversos espacios en los que la AGD está presente.
-          Participar de la vida académica de las Facultades. Participar con voz en las Comisiones de Enseñanza de los Consejos Directivos de cada Facultad. La AGD se debe convertir en un actor de consulta obligada para las decisiones que atañen a la vida académica. Para esto es necesario procesar debates, llevar iniciativas y socializar con el conjunto de los compañeros lo que en esos espacios se discute.
-          Transparencia e Información. Abrir a todos los docentes la discusión sobre la política y el destino de recursos generados a partir del aporte de los afiliados. Informar y debatir sobre las políticas desplegadas por otros actores como la CONADUH, el CIN y el Ministerio de Educación.
-          Articulación para fortalecer nuestras acciones. Diseñar espacios sistemáticos para articular con las otras gremiales del ámbito universitario (no-docentes y estudiantes) que permitan encaminar nuestros reclamos y con otros gremios docentes para debatir sobre criterios y herramientas pedagógicas.
 Como trabajadores docentes tenemos mucho para aportar en torno a qué tipo de educación queremos construir. Nuestra lucha es por mejores condiciones laborales y por tomar mayor control sobre el proceso de trabajo en el que nos insertamos. Generar intercambios respecto de la práctica sindical de base con otras expresiones democráticas del movimiento obrero y acompañar las distintas luchas.

Vamos por una AGD más plural, más participativa, vamos por más democracia sindical.
Vamos con Docentes por el Cambio.

En Mesa Ejecutiva UBA votá “DOCENTES POR EL CAMBIO”

Mesa Ejecutiva AGD UBA 
 Lista “ DOCENTES POR EL CAMBIO”
Secretaría General
Adrián Piva
Secretaría General Adjunta
Jorgelina Matusevicius
Secretaría Gremial
Silvina Boggi
Secretaría de Hacienda y Adm.
Tamara Perelmuter
Secretaría de Prensa
Martín Kalos
Secretaría de DD.HH y Acción Social
Eduardo Glavich
Secretaría de As. Acad., Inv. y Actas
Ignacio Vissani
Primera vocalía suplente
Eduardo Weisz
Segunda vocalía suplente
Octavio Colombo
Comisión Revisora de Cuentas
1º Titular
Ana Acosta
2º Titular
Eduardo Zitto
3º Titular
Patrico Klimezuk
Suplente
Carlos Gustavo López Pombo


En CD de Filosofía y Letras votá LISTA VIOLETA - “DOCENTES POR EL CAMBIO”

Comisión Directiva AGD Facultad de Filosofía y Letras
 Lista Violeta “DOCENTES POR EL CAMBIO” 

Secretaría General
Aníbal Szapiro  
Secretaría Gremial
Fernanda Vanina Molina
Secretaría de Prensa
Octavio Colombo
Secretaría de Hacienda y Adm.
Violeta Anahí Killian Galván
Vocalía Titular
Mariana Szretter Noste
Vocalía Suplente
Eduardo Emilio Glavich




En CD de Ciencias Sociales votá LISTA VIOLETA - “DOCENTES POR EL CAMBIO”

Comisión Directiva AGD Facultad de Ciencias Sociales
Lista Violeta “DOCENTES POR EL CAMBIO”

Secretaría General
Martín Ogando  
Secretaría Gremial
Marina Delville
Secretaría de Prensa
Ruth Felder
Secretaría de Hacienda y Adm.
Adrián Pulleiro
Vocalía Titular
Clara Bressano
Vocalía Suplente
Vanesa Ciolli


En CD del Ciclo Básico Común votá COLECTIVO DE DOCENTES DEL CBC - “DOCENTES POR EL CAMBIO”

Comisión Directiva Ciclo Básico Común
 Colectivo de Docentes del CBC “DOCENTES POR EL CAMBIO” 

Secretaría General
Ariel Martín Slipak  
Secretaría Gremial
Mariana Córdoba
Secretaría de Prensa
Leandro Rodríguez Lupo
Secretaría de Hacienda y Adm.
Eduardo Weisz
Vocalía Titular
Magalí Nora Bassarsky
Vocalía Suplente
Eduardo Emilio Glavich


Compañeros y compañeras de “DOCENTES POR EL CAMBIO” participan de las siguientes listas:

En CD de Ingeniería votá LISTA ADRIANA CALVO

Comisión Directiva Facultad de Ingeniería
ADRIANA CALVO

Secretaría General
Gabriela Vargas
Secretaría Gremial
Gabriel Eduardo Zitto
Secretaría de Prensa
Silvina Boggi
Secretaría de Hacienda y Adm.
Irene Paula Ippolito
Vocalía Titular
 Alicia Norma Roviglione
Vocalía Suplente
Federico Matías Bertalot

En Comisión Directiva de Ciencias Económicas votá AGRUPACION DE DOCENTES DE ECONÓMICAS

Comisión Directiva Facultad de Ciencias Económicas
 LISTA AGRUPACION DE DOCENTES DE ECONÓMICAS

Secretaría General
Guillermo Gigliani
Secretaría Gremial
Cecilia Rikap
Secretaría de Prensa
Mercedes D'Alessandro
Secretaría de Hacienda y Adm.
Ana María Acosta
Vocalía Titular
 Juan Graña
Vocalía Suplente
Pilar Piqué

En Comisión Directiva de Derecho votá FRENTE AL DERECHO

Comisión Directiva Facultad de Derecho
 LISTA FRENTE AL DERECHO

Secretaría General
Marcela Belardo
Secretaría Gremial
Beatriz Rajland
Secretaría de Prensa
Patricio Klimezuk
Secretaría de Hacienda y Adm.
Gustavo González
Vocalía Titular
Eduardo Méndez
Vocalía Suplente
Javier Echaide


Para CD de Medicina apoyamos la LISTA SALVADOR MAZZA por entender que aporta a la pluralidad y al debate en nuestro gremio.